Está claro que la actividad económica de España, especialmente en términos de inversión, ya no volverá a ser ni parecida a lo que ha sido, ahora queda el problema de "arrancar el motor" del sector privado convirtiendo a las empresas españolas en competidores más agresivos a nivel internacional, reformar el sistema bancario sin que la ciudadanía se cabree demasiado y dejar que los activos inmobiliarios pierdan buena parte de su valor.
Va a ser un "viaje muy divertido"....
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