En dos líneas: un poco de sabiduría de nuestros mayores siempre viene bien, aunque en los tiempos que corren sea un activo poco aprovechado.
Hace unos días tuve el placer de tomarme un par de cafés con un alto directivo que está a punto de jubilarse, se retira como CEO de una empresa industrial mediana que ha ido capeando bastante bien el temporal de la crisis.
Hacía tiempo que no le veía y me le encontré en ese momento agridulce en el que uno echa la vista atrás y rememora éxitos y fracasos, pero, sobre todo, piensa en qué va a ser de la empresa que se está a punto de abandonar.
Ingeniero industrial de formación y amante de su profesión, sin embargo en este último encuentro fue muy vehemente al recalcar el hecho de que la mayoría de las empresas son "lentas", no se mueven a los ritmos de la sociedad de la información sino a los de la sociedad industrial, "Carlitos, todavía nos regimos por lo que nos marca nuestra cartera de productos y no por lo que el cliente quiere, decimos que lo hacemos pero no es verdad, no conseguimos cambiar".
Cuando le pregunté por qué no se lograba pasar de un modelo de management anticuado a otro más moderno me dijo que la clave estaba en la información y en como los departamentos de tecnologías de la información no acababan de asumir que el modo en el que habían estado haciendo las cosas los últimos 30 años ya no servía, "les cuesta aceptar que TI se ha quedado anticuado cuando han sido siempre los abanderados de las nuevas tecnologías".
No es un hombre que le de muchas vueltas a las cosas, va al grano y me quedo muy claro porque veía que el liderazgo de las empresas se veía amenazado por nuevos factores que, en sus propias palabras, "están destrozando buena parte de nuestro tejido empresarial":
- El famoso "time to market", los ciclos de los productos se acortan de una manera inimaginable hace apenas 15 años, la razón está en que los ciclos de vida de los productos y servicios son mínimos, las necesidades de los clientes y las tecnologías cambian a toda velocidad y la gran mayoría de las empresas no son capaces de seguir el ritmo. "Ahora tenemos nuevos productos desarrollados en pocos meses y aún así somos lentos, pero lo peor es que nos falta información para no ir a ciegas cuando hacemos un lanzamiento, no conseguimos que nuestros sistemas de información vayan a la par que nuestro desarrollo de productos".
- Poco más podemos hacer en términos de eficiencia operacional gracias a las tecnologías más conocidas de TI: el ERP y el CRM, ya no proporcionan las ventajas competitivas de antaño, todo el mundo los tiene y lo que ahora toca es impulsar la creatividad, la innovación y la agilidad. Nuevas áreas del mundo del TI como el Business Intelligence y el BPM aún tienen mucho camino por recorrer y tienen la dificultad añadida de que para que funcionen exigen un esfuerzo y un protagonismo a los directivos de negocio que parece difícil que estos asuman de buen grado, "el cargo que ahora se conoce como CIO no puede sacarnos las castañas del fuego, lo más nos puede guiar en el camino".
- Tenemos mucha tecnología de la información y muy poca gestión del conocimiento, "estamos ahogados en datos al tiempo que morimos por conseguir unas gotas de información relevante", un severo caso de infoxicación.
- Cuando implantamos nuevas tecnologías las más de las veces fracasamos al olvidarnos del factor humano, no hay soluciones mágicas.
- El cambio es lo único seguro en estos tiempos, la volatilidad es la constante por antonomasia, solo si eres extraordinariamente ágil y adaptable consigues sobrevivir y no hay un minuto de respiro, sólo con pararte a reflexionar y a recopilar información y ya estás en peligro, además parece que la información sobre el pasado cada vez tiene menos valor, inferir el futuro por medio de los datos recopilados en el pasado es muy difícil, hay que pasar a trabajar en el tiempo real, ¿un abanderado del "big data" con 70 años cumplidos?.
- La globalización fue buena hasta que los "otros" espabilaron, ahora los países en desarrollo son unos competidores implacables y España no tiene ni la aptitud ni la actitud para responder, el lastre de las reformas estructurales no afrontadas en los últimos 25 años junto con la escasa productividad nos van a relegar al furgón de cola de una Europa muy aletargada.
- Disponer de información adecuada en el momento necesario y que llegue a las personas indicadas ya no es sólo una necesidad desde el management sino que es un imperativo legal, las empresas y sus directivos están sometidos a un nivel de escrutinio desconocido hace pocas décadas a lo que se une la rapidez con la que la información sobre las compañías fluye por las redes sociales y los medios de comunicación.
- El coste de la ignorancia de un CEO fruto de la falta de información cada vez más a menudo es la desaparición de la empresa, la información no es un subproducto de las operaciones de una compañía sino que es como la savia de la organización.
La charla se me hizo muy corta y además seguramente se me han quedado en el tintero muchos matices, yo también me hago mayor y mi memoria no es la que era, pero me ha parecido que precisamente la mejor manera de recordar el análisis del "viejo" (con mucho cariño) CEO era escribir este post.
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