En dos líneas: para cualquier organización las Tecnologías de la Información (TI) son claves para crear valor y, por lo tanto, sobrevivir, así que la calidad y la gobernanza del TI son esenciales, el problema no es tanto de falta de estándares como quizás el que existan demasiados.
Llevo unos días leyendo el primero de los 5 volumenes de ITIL, en su momento me leí ITIL v2 y ahora tengo que ponerme al día con el v3, cuando te enfrentas a más de 2.000 páginas uno se plantea si no habrá otras 2.000 a la vuelta de la esquina para temas importantes en la gestión del TI, la respuesta me temo que es que si.
Basta con darle una vuelta a la sopa de letras que muchos tenemos en la cabeza: ITIL, COBIT, ISO, y otro larguísimo etcetera.
Para que os hagáis una idea mirad este cuadro:
http://es.scribd.com/doc/46054639/Manual-Tecnico-ITIL-v3-EN-ESPANOL |
Y lo triste es que faltan estándares como Prince2 y al menos media docena más.
En principio no estoy en desacuerdo con la existencia de estándares, la cuestión es que cuando hay demasiados se pierde la perspectiva, ¿cómo mezcla de bien una ISO 20.000 con ITIL?, se me dirá que son cosas diferentes, que en un caso hablamos de calidad y en otro de buen gobierno, pero la verdad es que las fronteras entre una cosa y la otra a veces son borrosas y que se interrelacionan entre si es indiscutible.
Por otro lado, el lenguaje que utilizan estos estándares tiene una evidente función de barrera de entrada a una profesión así como de protección del experto en los mismos cuando las cosas van mal, pero para mi está claro que detrás de miles de páginas hay una serie de principios que se repiten una y otra vez, basta con pensar en la idea de ciclo de vida de un proyecto, de un servicio, de un proceso,........
De hecho, por estos textos se suele encontrar una y otra vez la recomendación de que las estrategias y los modelos de gestión a aplicar sean de fácil comprensión e interiorización por parte de las personas involucradas (con TI de un modo u otro lo está casi todo el mundo) así como medibles mediante indicadores.. lo que nos lleva a otro clásico: la regla SMART.
El problema es que el abuso de la jerga (bien pensada de cara a que la gente se estudie el manual para el examen de certificación) y los múltiples estándares (cada uno con su auditoría) nos llevan justo a lo contrario.
El resultado es que las ideas clave de todos estos sistemas que son perfectamente válidas o, mejor dicho, indispensables no se asimilan ni por trabajadores ni directivos, ni forman parte de la formación de grado y de postgrado con el nivel de difusión general que merecen.
Y es que a veces me parece que son más un fin en si mismos que una herramienta clave en la gestión de las organizaciones, vaya desperdicio.
¿No sería más fácil unificar todos estos estándares y simplificarlos?
Igual peco de ingenuidad.
Si te ha gustado este post por favor compártelo también estamos abiertos a vuestros comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario