A pesar de que el Gobierno hable de buenas cifras de reducción del paro y siga tan pesado con la evolución de las exportaciones todos sabemos que seguimos en una espiral descendente en la que todavía no se ve el final.
Las cifras del FMI son muy duras, la contracción del PIB este año rondará el 1,5% y el año que viene no creceremos nada de nada y yo tengo claro que a la contabilidad nacional española (y a la de casi todos los países) hay que aplicarles un "coeficiente Pinocho".
En el mundo de las Tecnologías de la Información (alias "TI") en España los ánimos no están precisamente por las nubes y más en el área en la que me muevo, las aplicaciones empresariales, desde los sistemas transaccionales como ERP o CRM hasta el Business Intelligence y Analytics.
Si uno intenta "tomar la temperatura" de lo que está pasando comienza a entender los conceptos de ese mito de las métricas que era Lord Kelvin, en especial el de "cero absoluto".
Si nos centramos en los clientes, nos hablan de un escenario en el que:
- El cambio es la "nueva normalidad".
- Cada vez más compiten los modelos de negocio en vez de los productos y servicios, y, claro está, los modelos de negocio cambian constantemente.
- No hay reglas ni paradigmas a los que acogerse, cada empresa está "sola en la oscuridad".
- No hay manera de diferenciarse en el medio plazo, todo lo más ventajas competitivas cortas.
- Márgenes cada vez más bajos con un mercado interno estancado y con los mercados europeos no mucho mejor.
- No hay financiación (o es muy cara) y el cash-flow es la obsesión.
- Ya se puede recortar poco más en costes.
- Las plantillas están bajo mínimos y desmoralizadas.
En resumen, no se sabe lo que pasa en el mercado (salvo que va muy mal) o en la operativa de la empresa hasta que es demasiado tarde y se pierden clientes, siempre se funciona de un modo reactivo.
Como me decían hace unos días, "no tengo información para tomar decisiones y si me equivoco al tomarlas me juego el puesto, así que mejor esperar y ver", lo que pasa es que la intuición fruto de la experiencia (y de la inteligencia) de los directivos cada vez tiene menos valor en un entorno tan rápidamente cambiante.
Y la solución es "esperar y ver", con suerte aguantaremos e igual hasta ganamos cuota de mercado con los restos del naufragio de la competencia que va desapareciendo, cosa más común de lo que uno podría esperar.
Así que, a pesar de que les va la supervivencia empresarial en ello, muchas empresas que sufren por los constantes cambios en su entorno competitivo llevan años sin invertir en TI más allá del mero mantenimiento de las aplicaciones (si eso), para competir en la economía de la información han decidido darle la espalda a la misma,....las consecuencias las sabemos todos.
Y la destrucción creativa, el darwinismo empresarial, etc... están muy bien como teorías en claustros universitarios, pero las nuevas empresas necesitan tiempo para madurar y los nuevos empresarios para aprender, pero la coyuntura no acompaña (si uso la palabra "contexto" mi socio me mata) y muchas buenas ideas y mucho dinero se evaporan en la trituradora de la crisis financiera española.
La solución, exportar, o mejor aún, exportarse a uno mismo e irse a cualquier sitio menos a los famosos PIIGS (Portugal, Italy, Ireland, Greece and Spain).
Y para los que (por ahora) nos quedamos se plantean cuestiones del estilo:
¿Y la luz al final del túnel?
¿Y si es que estamos cavando un túnel sin salida cada vez más profundo?